Sustentabilidad en la práctica

Producción en las alturas

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En los valles y picos de los Andes peruanos, los agricultores enfrentan todo tipo de intemperie — de períodos de sequía a otros con mucha nieve. El clima y el relieve singulares son sólo algunas de las dificultades para quien cultiva patatas a cuatro mil metros del nivel del mar: el bajo rendimiento de la siembra, poco acceso a crédito y la tecnología y el tratamiento insuficiente de los residuos ambientales también están en la lista de desafíos enfrentados por allá.

Con la intención de transformar ese escenario en la región de Huánuco, en las provincias Yarowilca, Ambo, Huánuco y Pachitea, en el centro de Perú, a unos 700 kilómetros de Lima, BASF implementó el programa Allin Kawsay. La serie de acciones lleva el nombre de una expresión en el idioma quéchua — hasta hoy utilizado en los Andes - que significa bienestar o bien vivir. “En términos ambientales y sociales, con el proyecto buscamos impactar la vida de los pequeños productores", afirmó el ingeniero Tito Jaime, gerente de desarrollo económico para el gobierno regional de Huánuco.

El Allin Kawsay empezó en diciembre de 2016 y está dividido en dos pilares: uno enfocado en aumentar la productividad y la rentabilidad del cultivo y otro dirigido a capacitaciones en buenas prácticas agrícolas, hechas en las acciones intituladas Yachaywasi — en quéchua, escuela del saber.

Hasta julio de 2018 fueron capacitados 7.156 agricultores. En primer lugar, los líderes comunitarios, denominados amautas — en quéchua, sabios —, recibieron capacitación. Después, ya contratados por BASF, repasaron el conocimiento y motivaron la transformación de la población local. "Al principio, las personas no querían involucrarse, pero tan pronto como percibieron los buenos resultados decidieron participar", comentó Cleobaldo Poma, uno de los amautas.

En una de las acciones ejecutadas, los agricultores aprendieron técnicas para desarrollar sus negocios y recibieron entrenamiento sobre la importancia de descartar correctamente los envases de los defensivos agrícolas y sobre utilización de equipos de protección. Más de 11.650 envases de agroquímicos fueron recogidos.

“Además de enseñar a los productores sobre la correcta aplicación de nuestros productos, es esencial asegurar que los envases vacíos sean efectivamente reciclados", explicó Cristhian Saldaña, coordinador de cuentas clave en BASF.

Sustentabilidad y rentabilidad

Aumentar la producción de los agricultores es un punto importante del proyecto Allin Kawsay. Por ello, como parte de las acciones, el equipo BASF, liderado por Cristhian, ayudó a los agricultores de Huánuco a utilizar correctamente las soluciones con tecnología AgCelence®, en particular los fungicidas Legasus®, Zampro® DM y el biofertilizante coadyuvante Elenquo®, que protege el cultivo de hongos y enfermedades.

Se hicieron pruebas para demostrar la efectividad de los productos a los agricultores, que constataron que, invirtiendo cerca de 180 dólares por hectárea más en el cultivo, la rentabilidad del cultivo crece un 37,5%. “En la cosecha que hicimos después del uso de los productos BASF se nota algo diferente. El resultado es mucho mejor", afirmó Nemías Espinoza Muñoz, uno de los agricultores beneficiados. Para la segunda etapa del proyecto, que comenzó en enero de 2018 y que se cerrará en diciembre de 2019, se espera un incremento del 60% en la producción.

“Cuando un pequeño agricultor tiene soporte del gobierno, de sus vecinos y del resto de la comunidad, puede llegar a exportar su producto, lograr alcanzar el bien vivir, el Allin Kawsay'', comenta Jorge Soriano, gerente de ventas de protección y cultivo BASF.