Sustentabilidad en la práctica

Destino correcto en los andes: Limpiando el campo

Destino correcto en los andes peruanos

Más de mil millones de personas han escapado de la pobreza extrema desde 1990 en todo el mundo. Si bien este es un logro notable, cuatro mil millones de personas —la mayoría de la población mundial— todavía viven con bajos ingresos. Todos los sectores de la sociedad pueden capacitar a las personas de bajos ingresos para lograr sus objetivos. Esto incluye el estado y la sociedad civil, pero también el sector corporativo como parte de la sociedad. Al integrarlos en sus cadenas de valor como clientes, distribuidores y proveedores, las empresas pueden crear un impacto positivo en sus vidas. Las oportunidades de empleo y el espíritu empresarial mejorarán sus medios de subsistencia.


En las últimas décadas, BASF ha encabezado muchos proyectos que han tenido éxito en crear un impacto social positivo en la vida diaria de millones de personas de bajos ingresos en todo el mundo. La estrecha cooperación con la sociedad civil, el sector público y los socios a lo largo de esta cadena de valor ha sido motivo para aportar más valor a estas personas. 


Todo este impacto positivo y la rica experiencia de aprendizaje solo es posible a través de modelos de negocios innovadores y asociaciones intersectoriales, que componen el programa corporativo Starting Ventures. Los proyectos incluidos dentro de este formato desarrollan soluciones de negocios que atienden a personas de bajos ingresos en todo el mundo y las capacitan para alcanzar una mejor calidad de vida.


Starting Ventures proporciona recursos a las unidades de negocios de BASF para explorar estos nuevos medios de emprendimiento. Además, el programa facilita el intercambio de experiencias y conocimientos en toda la organización. La selección de ideas de proyectos realizadas por un comité de dirección central se basa en los siguientes criterios: impacto social, modelos comerciales innovadores y potencial comercial. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU sirven como motivador para la elección de los frentes trabajados.


«Esta es nuestra forma de incluir a las personas en la economía para beneficio mutuo, creando así un valor comercial a largo plazo y un impacto social positivo. Ambos objetivos se reforzarán mutuamente y nos permitirán expandir continuamente nuestras actividades: cuanto mayor sea la contribución a nuestro éxito a largo plazo, mayor será nuestro impacto positivo en la sociedad», explicó el gerente de soluciones para Agricultura de BASF Peruana, Jorge Soriano.


Ejemplo que viene del Perú
Con el fin de capacitar a las personas para cambiar proactivamente sus vidas para mejor, BASF Peruana inició un proyecto que ayuda a las personas a ayudarse a sí mismas: los pequeños productores reciben capacitación en buenas prácticas agrícolas y aprenden a perfeccionar sus habilidades empresariales. Además, reciben ayuda financiera y otras medidas que les ayudan a reducir la brecha entre la producción y la comercialización de sus cultivos.


Prueba de ello es el trabajo desarrollado desde 2016 en las comunidades altoandinas de Huánuco, en Perú. Y, a partir de 2018, se creó una nueva acción para estrechar aún más los lazos con las cuatro provincias que componen la región (Pachitea, Ambo, Yarowilca y Huánuco): el lanzamiento de Limpiando el Campo. El proyecto, desarrollado en colaboración con la Asociación Campo Limpio, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de la comunidad donde será implementado de forma duradera y sostenible. Más de 13 mil personas participan en las acciones de concientización sobre el uso de los defensivos agrícolas, así como la importancia del destino correcto de sus envases de plástico vacíos.


Además de talleres y capacitaciones para 9 mil agricultores, el proyecto también puso a disposición más de 36 puntos de recolección donde, hasta el momento, ya fueron recogidos de los campos y destinados correctamente más de 86 mil envases plásticos vacíos.


Consultar los detalles de esta historia.


Asociación de larga data
Los pequeños productores de papa en los andes centrales de Perú tienen muchos desafíos. Es una región con algunas particularidades geográficas (altitudes de hasta 4 mil metros) y económicas que dificultan el cultivo. Los recortes de cosecha pueden devastar a la comunidad. La papa es la principal fuente de ingresos y también un importante cultivo básico de alimentos.


Entre las innumerables adversidades enfrentadas por los agricultores locales, las principales eran el bajo rendimiento de la plantación, dificultad de acceso al crédito rural y a la tecnología. Por eso, en 2016, BASF dio inicio al programa Allin Kawsay, expresión en el idioma quechua, que significa bienestar o buen vivir. Este proyecto tiene dos pilares principales: uno enfocado en aumentar la productividad y la rentabilidad del cultivo y otro dirigido a capacitaciones en buenas prácticas agrícolas.


En un primer momento, los líderes comunitarios recibieron la capacitación y, luego, transmitieron el conocimiento y motivaron la transformación de la población local. En menos de dos años, más de 7 mil agricultores habían sido capacitados. La importancia de esta acción es nítida para todos, ya que un productor capacitado puede aumentar su rendimiento hasta en un 60%.


Pero era necesario un nuevo alcance para ese trabajo, pues otra dificultad también fue sentida por la comunidad: el tratamiento insuficiente de los residuos ambientales. Entre ellos, el mal uso y descarte incorrecto del plástico puede traer muchos daños al campo e impactos en la cosecha.


Este material es relativamente nuevo en la naturaleza, casi 160 años desde su primera creación. Por eso, según algunos expertos, agentes naturales de descomposición, como bacterias, aún no han conseguido desarrollar enzimas para ayudar en su proceso natural de deterioro.


El problema puede tomar otra dimensión si analizamos cuidadosamente algunas cifras sobre este tema. El Ministerio de Medio Ambiente de Perú (MINAN) estima que cada ciudadano usa alrededor de 30 kilogramos de plástico por año. En la región metropolitana de Lima y Callao se generan 886 toneladas de residuos plásticos por día, 46% de todo el país. Para empeorar las cosas, según MINAN, solo el 1,9% de los residuos sólidos reutilizables (entre ellos el plástico) se reciclan.


Considerando esta delicada situación, BASF desarrolló un proyecto paralelo al programa Allin Kawsay: Limpiando el Campo. Como su nombre lo indica, promueve la limpieza de campos agrícolas en 48 comunidades distribuidas estratégicamente en 4 provincias de la región de Huánuco (Pachitea, Ambo, Yarowilca y Huánuco), a través de la recolección selectiva de materiales plásticos.


Hasta la fecha, se han instalado más de 36 puntos de recolección en comunidades altoandinas y más de nueve mil agricultores han sido capacitados en cuestiones de seguridad y gestión de residuos. Los puntos de recolección son extremadamente importantes para el proyecto, ya que acerca a la comunidad a la eliminación correcta. Gracias a un esfuerzo conjunto con agricultores, usuarios, entidades públicas y privadas, BASF logró recolectar más de 86,7 mil recipientes de plástico de los campos de cultivo, entre botellas vacías y tambores de productos fitosanitarios, independientemente de su marca comercial.


Antes del inicio de Limpiando el Campo, BASF estima que solo se recolectaba el 15% de los envases de productos de protección de cultivo en la zona de influencia. Después del primer año del proyecto, ese porcentaje aumentó a más del 40% y la recolección ha ido creciendo progresivamente. En 2018, fueron más de 13 mil contenedores plásticos. Para 2019, el objetivo era superar los 16 mil contenedores, pero al final del año se recaudaron más de 28 mil.


Los materiales recogidos son entregados a la Asociación Campo Limpio para su descarte de forma segura. La institución es una asociación civil privada sin fines de lucro que reúne a las principales empresas de productos para la protección de cultivos en el país. Los envases entregados por los agricultores se transfieren a su planta de recuperación ubicada en la ciudad de Trujillo, en el norte de Perú. Después del procesamiento primario, se determina cuáles se reciclarán y cuáles se desecharán en vertederos de alta seguridad. La reducción del impacto negativo en el medio ambiente es un beneficio obvio del proyecto. Además, la recolección correcta de estos materiales también reduce su uso indebido como recipientes en el hogar, especialmente por parte de los niños.


«Si los agricultores no son educados sobre la eliminación responsable, los recipientes podrían reponerse con productos falsificados. Alternativamente, algunas personas incluso pueden reutilizarlos para almacenar agua y alimentos. Queremos evitar a toda costa el manejo inseguro de nuestras soluciones», aclara, Jorge Soriano.


«Todos los socios se benefician de este trabajo en conjunto. En comparación con cuando actuábamos solos, aumentamos dramáticamente la recolección de recipientes vacíos de agroquímicos de triple lavado», afirma el coordinador local de Campo Limpio, César Porras Payano.


Mucho más allá del medio ambiente
El proyecto no se limitó al medio ambiente. Mucho más que retirar de los campos de Huánuco kilos y kilos de envases plásticos, Limpiando el Campo también es un proyecto que busca mejorar la calidad de vida de los productores locales a través del conocimiento de buenas prácticas agrícolas y administración de productos. Es decir, preocupación por el medio ambiente, utilización correcta de los productos de la marca Y valorización de la comunidad.


Los agricultores y residentes locales están capacitados en una serie de actividades. Ellos son capacitados para el uso correcto de equipos de protección y para el manejo responsable de los envases de productos fitosanitarios, como almacenamiento adecuado, lavado triple, descarte final (cortar o perforar para evitar adulteración de envases), entre otros.


Hasta la fecha, han sido capacitados más de 10,4 mil miembros de las comunidades, de entre 18 y 50 años. A través de talleres, fue posible destacar la importancia del uso de equipos de protección personal y concientizar a los agricultores sobre la seguridad. La principal consecuencia fue una mejora significativa en la calidad general de vida en las áreas rurales, posibilitada gracias a la transferencia de conocimiento y de la oferta de capacitación.


Según la analista de acceso al mercado del área de marketing de soluciones para la agricultura de BASF Peruana, Claudia Avalos, Limpiando el Campo «es un proyecto que busca mejorar la calidad de vida de los agricultores de la región de Huánuco a través del conocimiento de las buenas prácticas agrícolas y de la sostenibilidad». Según la ejecutiva, el objetivo es compartir conocimiento con las familias de productores de papa ofreciendo capacitaciones y generando hábitos ambientalmente responsables.


Para participar, es suficiente pertenecer a una de las comunidades seleccionadas e inscribirse en el programa. Según Claudia, un total de seis personas participan en este programa dentro de BASF (cuatro promotores, un coordinador regional y un líder de proyecto). Es importante destacar el trabajo realizado por BASF con sus distribuidores, que ayudan a establecer una mayor proximidad a las comunidades más remotas y con acceso difícil. Además, otros socios integran el proyecto: Programa Nacional PAIS, que fortalece la presencia del estado y de organizaciones que mejoran la calidad de vida de los peruanos en áreas rurales y alejadas; la Dirección Regional de Agricultura Huánuco, órgano responsable de la agricultura local; los municipios; y ONG locales.


Modo Y
El proyecto Limpiando el Campo es el ejemplo perfecto del modo de BASF. Es perfectamente posible y saludable que desarrollemos la comunidad, por medio de entrenamientos Y capacitaciones, Y cuidamos de la naturaleza, removiendo más de 86 mil envases plásticos, Y fomentamos nuestros negocios de defensivos agrícolas, ayudando a más de 9 mil productores a obtener una mejora de hasta el 60% en sus plantaciones.


Además, vamos a cumplir con, al menos, 4 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU:

Objetivo 3: Asegurar una vida sana y promover el bienestar para todos, en todas las edades
Las capacitaciones ofrecidas a la comunidad ya beneficiaron a más de 9 mil personas entre 18 y 50 años de las comunidades de la región de Huánuco. La idea es que este número se amplíe a 13 mil. Por medio de las capacitaciones, el proyecto promovió el uso responsable de defensivos agrícolas, el descarte correcto de envases y la importancia de los equipos de protección personal.


Objetivo 12. Asegurar patrones de producción y consumo sostenibles
Al ofrecer más de 36 puntos de recolección de envases plásticos, estamos garantizando la sostenibilidad en el campo, ya que la eliminación correcta de los materiales trae impactos positivos a la producción agrícola. Los tres pilares del proyecto, Reciclaje, Integración y Limpieza del Campo contribuyen a una producción y consumo responsable de los recursos.


Objetivo 13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos (*)
La recolección de más de 86 mil envases plásticos de los campos y la destinación al reciclaje, cuando sea posible, es una medida directa y urgente en la lucha contra el cambio climático. El impacto de la actividad agropecuaria en el medio ambiente se reduce evitando la quema de recipientes y el lanzamiento de plástico en ríos, por ejemplo.


Objetivo 17. Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la asociación global para el desarrollo sostenible
Unir esfuerzos con socios para llegar mejor a comunidades remotas fragmentadas.

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